El simple hecho de ser un sábado, de las vacaciones de verano, de no tener la preocupación de que mañana va a sonar el despertador, de estrenar el vestido que tanto te gusta, o de ponerte tu conjunto favorito. De ver tu película favorita en la tele, de mirarte en el espejo y verte preciosa. De levantarte para desayunar el bizcocho que tanto te gusta, de que te digan un piropo o de saber que todavía queda gente buena en este mundo. De todas las tardes de compras con tus amigas, o de todas aquellas sesiones de fotos con ellas. El simple hecho de hacer un sueño realidad, y de hacer feliz a la gente. De volver a casa por Navidad, de salirte de la rutina, o simplemente vivir en la rutina de siempre. Sí, hay veces que la vida es una mierda, aunque siempre quedan cosas por las que merezcan seguir adelante.
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