lunes, 4 de abril de 2011

Cometerlos es de humanos...

Con tres años, tan sólo éramos las típicas niñas consentidas que todavía no sabían ni escribir ni sumar, ni tampoco conocíamos el valor de la amistad. Nos encantaban las Barbies, las princesas, creíamos en encontrar a nuestro príncipe azul, enloquecíamos con un trozo de chocolate y ya ni te cuento con un bote de Nocilla en la mano,e ir al colegio para nosotras, era un mero trámite. En los recreos jugábamos al pilla-pilla, a los papás y mamás, sin ni siquiera preocuparnos de si realmente nuestra amistad duraría para siempre. Con el tiempo se va madurando, vas creciendo, ya te van gustando menos las Barbies y las princesas, vas renunciando al trozo de chocolate y al bote de Nocilla por sus hipercalorías, y pones los pies en la tierra. Con el tiempo, te vas dando cuenta de que te puedes enamorar, sabes lo que son los secretos y además descubres que las apariencias engañan. Nosotras llevábamos toda una vida juntas.  Con 12 años, es cuando comienza la revolución, como en tu caso. Me engañaste, me humillaste y me volviste a engañar. Me decepcionaste. Fuiste la persona que más daño me ha hecho en mi todavía efímera vida. Es pensar en ti, y pensar en las peores palabras del universo. Y yo, a las personas que no merecen la pena, no les dedico ni un sólo segundo. Fuiste un gran error, aunque de todos se aprende.


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